La narrativa de Patricia Esteban Erlés ha otorgado, desde sus inicios, un fuerte peso a los espacios en donde se desarrolla la acción. Algunos de ellos se inspiran en inmuebles de novelas y películas, como ocurre en el caso de Manderley –la casona de la película Rebeca, de Hitchcock– y la mansión Winchester. El escenario principal de la novela Las madres negras, el convento de Santa Vela, es un elemento crucial para la conformación de lo gótico, lo siniestro y lo fantástico, rasgos que se combinan con maestría en esta obra. Este trabajo destaca las características arquitectónicas del espacio y su relación con la trama de la novela. Asimismo, se aborda el protagonismo del inmueble como un personaje, la importancia de su voz a lo largo de la novela y la proyección de la mente de su propietaria original en su construcción, con base en la teoría de Maria Tatar, Sigmund Freud, Anthony Vidler y Gaston Bachelard, entre otros.