estandarizadas que reduzcan el riesgo de que las decisiones de niños, niñas y adolescentes sean evaluadas intuitivamente en la práctica clínica. Lo anterior es sumamente relevante, si consideramos que la ausencia de formación específica de los profesionales de la salud frente a las valoraciones de madurez y capacidad, así como la ausencia de procedimientos estandarizados, conllevan a una convulsa y desigual aplicación práctica de la autodeterminación de los sujetos, especialmente de aquellos menores de edad, dejándola finalmente al arbitrio y juicios de valor de cada profesional.
Palabras claveConsentimiento informado; niños, niñas y adolescentes; herramientas de evaluación de capacidad.