“…Después de la segunda guerra mundial se logra la solidificación del concepto hegemónico de desarrollo, se consolida el destino europeo como único posible y se establece el mercado como destino ideal, descalificando, excluyendo otros modelos de vida, de bienestar de satisfacción de necesidades y trayendo como consecuencias: la vulnerabilidad de los derechos humanos que cada día crece, el aumento de las diferencias entre los países ricos y los pobres, sin ovidar los problemas socioambientales cada vez más intensos (Gómez, 2021;Gómez, Barbosa y Rojas, ,2017;Leff, 2010;Lander, 2001;Bértola y Ocampo, 2012). "Algunas consecuencias de ese proceso son ya evidentes: la autonomización y vertiginosa movilidad del capital financiero, la polarización social, tanto en los países del Sur como en los del Norte, y la creciente brecha entre Norte y…”