Ecologies of Resilience for Australian High School Students from Refugee Backgrounds: Quantitative Study

Abstract

Forced displacement of refugees, currently at record levels, leads to increased cultural diversity in many countries with benefits and challenges for individuals, communities, and societies. Refugees often face significant stressors both pre- and post-migration, and hence are at increased risk of poor mental health and wellbeing. Children and adolescents make up a significant proportion of refugees globally, and hence mental health supports for these young people are crucial. Current mental health research often uses pathologized approaches that focus on trauma, although there is growing literature highlighting the importance of a sense of belonging and the reduction in discrimination and social exclusion, emphasizing strengths and agency of individuals and communities. Resilience is often noted for its positive influence on mental health and wellbeing; however, research regarding how mechanisms of resilience function is still developing. This study investigated mental health and wellbeing of refugee-background Australian youth to better understand the role and function of resilience. Findings suggest that intersecting social ecologies, such as those within family, school, or community networks, contribute to development of identity and a sense of belonging for youth, which together form a resilient system that provides resources for wellbeing. Adaptations of school policy and practice can support positive mental health and wellbeing outcomes by contributing to and developing resilient environments, such as through building connections to family, improving positive recognition of cultural identity for individuals and across the whole school community, and actively working to minimize discrimination.

Psychological well-being and resilience in youth at risk: a sistematic review

“…Esta relación entre ambos constructos se ha identificado de manera directa en Copolov et al (2018), quienes afirman que los sujetos que manifiestan un mayor bienestar psicológico muestran mayores indices de resiliencia. Hallazgos semejantes se evidencian en King y Said (2019), Miller et al (2022) y Park y Mortell (2020), donde se identifican correlaciones positivas entre la resiliencia y el bienestar percibido. Por otro lado, Hunter et al (2021), así como Rosemberg et al (2021 establecen la relación de manera indirecta con la mediación de factores como el estrés, la ansiedad y la depresión cuyos indicadores disminuyen ante la presencia de procesos de resiliencia, mientras que paralelamente aumentan los que hacen referencia al bienestar del individuo.…”

“…En el 44.4%, (N=4), se destaca explícitamente el caracter multisistémico de la resiliencia, sin ser obviado en el 55.6% (N=5) restante. Copolov et al (2018), Hunter et al (2021, King y Said (2019) y Miller et al (2022 y Park y Mortell (2020) consideran que ecosistemas sociales, que se entrecruzan, como la familia, el contexto cultural, la escuela o las redes comunitarias, contribuyen al desarrollo de procesos de resiliencia y por lo tanto condicionan la relación establecida con el bienestar psicológico. Estos estudios se encuentran en consonancia con el enfoque de Ungar et al (2013) quienes desarrollaron un marco conceptual relativo a la resiliencia utilizando una teoría social-ecológica que se basa en el trabajo fundacional de Bronfenbrenner y la teoría de los sistemas ecológicos (Bronfenbrenner, 1979).…”

“…El bienestar psicológico, explícitamente como tal, fue medido en Simón-Saiz et al ( 2019) mediante la subescala de bienestar psicológico de la versión en español del cuestionario de Calidad de Vida Relacionada con la Salud -KIDSCREEN-52- (Aymerich et al, 2005). Mientras, Roseberg et al (2021) y Miller et al (2022 midieron la calidad de vida percibida por los participantes, con el instrumento de medida de la Calidad de Vida Pediátrica -Peds-QL- (Varni y Limbers, 2009) y la Escala de Satisfacción con la Vida (Pavot y Diener, 1993), respectivamente. Hunter et al (2021) midieron el bienestar mental utilizando la Escala de Bienestar Mental de Warnick-Edinburg validada para población adolescente (Clarke et al, 2010) y Copolov et al (2018 lo hicieron desde una perspectiva más holística utilizando la Escala de Bienestar Personal -PWI-A-(Grupo Internacional de Bienestar, 2013).…”

“…En relación con las causas que sitúan las muestras de jóvenes en situación de riesgo, la que más se repite es la de la condición de refugiados, 33.3% (N=3), Copolov et al (2018), King y Said (2019) y Miller et al (2022). El maltrato psicológico se abordó de forma explícita en Arslan (2021) y mediante el fenómeno del acoso escolar en Simón-Saiz et al (2019).…”