“…Nuestros resultados también pueden orientar el diseño de las políticas de prevención e intervención (Camplá, Novo, Sanmarco, y Arce, 2019;Suárez y Gadalla, 2010;Temkin y Krahé, 2008), a través de un mayor conocimiento de las características de los agresores múltiples, del modus operandi en este tipo de delitos, o el rol de terceros/as (Finley y Levenson, 2018;Hillenbrand -Gunn, Heppner, Mauch, y Park, 2010; Katz y Moore, 2013) y de sus narrativas (Martín, Padrón, y Redondo, 2019) La violencia sexual conlleva graves consecuencias para las víctimas (Dworkin, Menon, Bystrynski, y Allen, 2017;Novo, Herbón, y Amado, 2016), y particularmente las agresiones sexuales en grupo representan uno de los principales factores de riesgo para desarrollar TEPT (Tiihonen, Bäckström, Söndergaard, y Helström, 2014). Son necesarias investigaciones que arrojen luz sobre este fenómeno y que contribuyan a conocer, entre otros aspectos, los procesos grupales que tienen lugar en las agresiones múltiples (Da Silva et al, 2018;Woodhams, Taylor y Cooke, 2019), el impacto de algunos medios comisivos, como el convencimiento por engaño de la víctima, o del uso de la tecnología y de la grabación, uso y difusión de imágenes asociadas a este delito, en una sociedad cada vez más tecnologizada (Brown, Reed, y Messing, 2018), y su relación con la violencia familiar y de género (Gallego, Novo, Fariña, y Arce, 2019).…”