“…¿Recuerdas cuando estabas en casa o en la escuela y recibías apoyo, compañía y consejo de tus seres más queridos? Precisamente, estas son las funciones que cumplen los vínculos, por lo tanto, incentivarlos y fortalecerlos les permite a los niños, niñas y adolescentes construir una red de seres humanos que se reconocen los unos con los otros, en una práctica de inclusión basada en la aceptación y reconocimiento de la singularidad (Rodríguez, 2012). Por lo anterior, resulta de gran importancia promover la construcción de los vínculos afectivos tanto en casa como en las instituciones educativas, para fortalecer el desarrollo emocional y las relaciones significativas que ayudan a niños, niñas y adolescentes a formar parte del contexto social, es decir, a ser incluidos.…”