“…Como consecuencia de la pandemia y del aislamiento de las personas en sus domicilios limitando su movilidad, se observaron condiciones que provocaron un nivel de estrés elevado y emociones displacenteras sobre todo en las personas que estuvieron expuestos al contagio, estos escenarios de exposición al estrés fueron comportamentales y emocionales incluyendo el llanto, lenguaje acelerado y el aislamiento, así como hiperactividad, frustración, impotencia y ansiedad; la literatura demuestra que un aislamiento extenso es capaz de ocasionar además depresión, trastornos alimenticios, violencia familiar, insomnio, angustia y ataques de pánico (Campos-De la Cruz et al, 2021;Orellana C. y Orellana, L., 2020). Las consecuencias de la pandemia por Covid-19 se ha observado en distintos grupos profesionales, siendo las más frecuentes en aquellos profesionales que desde la aparición de la pandemia tuvieron un rol protagónico en el control, expertos de salud y policías, sin embargo son estos últimos que debido a la naturaleza de su función, orientado al control del orden público y del otorgamiento de las garantías para el cumplimiento de las disposiciones del gobierno, ejercieron una función altamente estresante, inclusive con el riesgo de perder sus vidas al enfrentarse directamente a la crisis y emergencia; posicionándolos en una situación de vulnerabilidad, estas repercusiones estuvieron asociados a la salud mental, que abarcaron desde sentimientos de soledad, miedo, estrés, depresión y síntomas de ansiedad (Feria y Hallasi, 2021;Caycho-Rodríguez et al, 2020). Los estudiantes de policía no han estado ajenos a este escenario, puesto que ellos son formados en un régimen especial para restablecer, garantizar y mantener el orden interno, así como prestar ayuda y protección a la sociedad.…”