“…Configurado un panorama intelectual y político en el que las elites norteamericanas incluyeron entre sus objetivos de relevancia internacional el activismo ambiental, de la mano del "antibelicismo" (Robertson, 2012: 53), fue promocionado el enrolamiento de miles de ciudadanos norteamericanos en trabajos de campo en América Latina y en otras regiones subdesarrolladas, por medio de fundaciones como la Rockefeller o la Ford, o directamente en la labor de los Cuerpos de Paz 1 . De forma paralela se elaboraron y financiaron instancias de intercambio científico y formación académica en materias de demografía, planificación familiar y salud pública (Purcell, 2014;Belmonte, 2010). Un sinnúmero de educadores, científicos, celebridades y líderes de opinión se comprometieron en la defensa de las ideas neomalthusianas, difundiendo los lineamientos desde miradas ecológicas, economicistas y de seguridad nacional (Robertson, 2008: 564).…”