“…Sus manifestaciones clínicas abarcan un gran espectro, desde cuadros totalmente asintomáticos e indoloros, hasta presentaciones severas y progresivas, donde característicamente se observa que los dientes no erupcionan o erupcionan de forma desalineada. En este último escenario, la simetría facial del niño se observa distorsionada y la expansión ósea produce una cara redonda similar a un querubín, con mejillas prominentes, y una maloclusión con desplazamiento de las piezas dentales y dificultades de la masticación (1,2,4,8,9,(17)(18)(19). Otros signos y síntomas incluyen adenopatías cervicales y submandibulares, así como dificultades visuales, auditivas o respiratorias; además de dificultad para el habla y disfagia (1,4,17,(19)(20)(21).…”