La etnografía ha dado cuenta de la forma en que las sociedades comprenden, significan y construyen su relación con el agua. En dichos relatos el agua aparece como un sujeto con voluntad, agencia y performatividad inseparable a toda la vida en el planeta. El presente artículo tiene como objetivo visualizar, desde registros etnográficos de pensamientos indígenas y de experiencias artísticas y transdisciplinarias, la vinculación genealógica con el agua para desde ahí posicionar la categoría de hidroparentescos como una práctica desantrópica y emancipadora que puede desarticular los modos utilitarios, extractivistas y antropotécnicos que caracterizan a la crisis ambiental de la sociedad urbanícola contemporánea.