“…En relación al efecto directo del virus sobre el sistema nervioso central (SNC), se ha visto que el VIH atraviesa la barrera hemato-encefálica (BHE) desde los ocho días después de la primoinfección 26 , adaptándose para generar reservorios persistentes en microglias, macrófagos y astrocitos, especialmente en las regiones subcorticales del cerebro 23,27 . Una vez allí, ciertas proteínas del virus, entre las que destacan la gp120 y la Tat, interactúan con el tejido nervioso, produciendo pérdidas dendríticas y apoptosis neuronal mediante la hiperactivación de vías glutamatérgicas mediadas por NMDAR (receptor Nmetil-D-aspartato), la inducción de disfunción mitocondrial y el aumento de calcio intracelular, entre otros 21,22 . Este proceso puede mantenerse, incluso, existiendo una supresión viral periférica, ya que los antivirales utilizados en la TARV tienen distintas capacidades para cruzar la BHE.…”