“…El devenir de cambios en el contexto mediático, ocasionados por la apertura al siglo XXI y la evolución en las tecnologías de la información y comunicación propició una mayor interacción de la audiencia con nuevos contenidos televisivos presentados bajo la forma común (análoga) y la apuesta moderna del siglo (digital), llegando la generación del nuevo milenio a ser reconocida bajo el término de "Nativos digitales" (Prensky, 2001). No obstante, el cambio sufrido también generó en la población infantil y juvenil una fragmentación 2 visible en los hábitos de consumo televisivo (Arango-Forero y González-Bernal 2010;López-Vidales, González-Aldea, y Medina, 2011;Arango-Forero, 2013) orientándose así a la interacción con contenidos carentes de filtro (Korres y Elexpuru 2017). Palobra, 21(1), enero-junio/2021, p.43-60 Nicolás Felipe Álvarez Merlano, Manuel Fabián Noreña Correa & Víctor Manuel Prado Maza Estudios recientes determinaron que el contenido audiovisual que reside en la actualidad se correlaciona con la construcción y proliferación de patrones de pensamiento agresivos de tipo sexista y estereotipos asociados al género (Pérez-Olmos, Pinzón, González-Reyes, y Sánchez-Molano, 2005y Digón-Regueiro, 2008 entendiendo por sexismo la perspectiva desde la cual las mujeres solo poseen características negativas que las alejan del éxito y de un estatus positivo (Hogg y Vaugham, 1995;Glick y Fiske, 1997) o las actitudes desiguales en la jerarquización y trato que reciben las personas por su diferenciación sexual (Espín et al 1996), mientras que el concepto de estereotipo de género asocia las creencias referidas a las características de valencia positiva y negativa que supuestamente poseen hombres y mujeres (Baron, 1998).…”