“…La actividad deportiva tiene una amplia tradición como recurso para la prevención de conductas antisociales, favorece la asunción de responsablidades, la toma de decisiones y la resiliencia (Hellison, 2011). Por todo ello, la práctica de ocio deportivo entre los jóvenes potencialmente vulnerables es considerada como herramienta de desarrollo e integración en diferentes contextos sociales (Spaaij, 2009;Haudenhuyse, 2013;Fernández-García, Poza-Vilches, & Fiorucci, 2015;López-Noguero, Sarrate, & Lebrero, 2016). Así, Martínez (2016) subrayó la importancia de los hábitos deportivos en jóvenes vulnerables asociándolos con el cuidado de la salud, la socialización y la contención afectivo-social.…”