“…El surgimiento del arbolado urbano ha sido preponderante en las ciudades, debido a su papel ornamental, a los múltiples servicios ecosistémicos que brinda a los ciudadanos y a su contribución en la adaptación al cambio climático (Jim y Zhang, 2013;Kirkpatrick, Davison y Daniels, 2013;Ordoñez, 2015). Sin embargo, las complejas condiciones ambientales que se presentan en las zonas urbanas (temperaturas elevadas, reducción de la humedad relativa y altos niveles de contaminación atmosférica), se consideran como los principales factores que condicionan la susceptibilidad del arbolado a otros factores como los bióticos (Sjöman y Nielsen, 2010;Swoczyna, Klaji, Pietkiewicz y Borowsky, 2015;McPherson, Berry y Svan, 2018). Se ha reportado que numerosas especies arbóreas nativas no tienen la capacidad de enfrentar los efectos causados por estrés de tipo ambiental, que se generan en las zonas urbanas (Cekstere, Nikodemus y Osvalde, 2008; Borowski y Pstragowska, 2010) y que se esperan intensificar debido al efecto del calentamiento global en una gran variedad de ecosistemas, incluyendo los urbanos (Wilby, 2008).…”