“…Se ha convertido en una herramienta vital en la medicina desde la década de 1960 que se ha utilizado para diagnosticar una variedad de condiciones médicas, como el cáncer de mama, problemas vasculares relacionados con la diabetes y trastornos musculares. Asimismo, la termografía ha podido aplicarse en el ámbito deportivo, lo que ha permitido el estudio de la termorregulación durante y después del ejercicio, y en el ámbito laboral, donde se emplea para evaluar cambios de temperatura en trabajadores que padecen lesiones o que están expuestos a esfuerzos repetitivos (Al-Nakhli et al, 2012;Bartuzi et al, 2012;Camargo et al, 2012;Dul et al, 2012;Ferreira et al, 2008;Flores-Olivares et al, 2015;Gold et al, 2004;Hollnagel, 2014;Lasanen et al, 2018;Magas et al, 2019;Merla, et al 2010;Navidi, 2006;Ríos et al, 2011;Roman-Liu, 2014;Santos et al, 2016;Symons et al, 2015;Vardasca et al, 2012;You & Kwon, 2005;Zaproudina et al, 2006).…”