En su última reunión anual, la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería propuso un debate sobre "Enfermeras y Sociedad. Necesidades y respuestas para una alianza socialprofesional".1 Se trata de un tema sin duda sugerente, en unos tiempos en que todos los grupos humanos andan preocupados por la manera en que son socialmente reconocidos. En el caso de la profesión enfermera, la cuestión de la identidad y del reconocimiento constituye una de las obsesiones corporativas de nuestro tiempo, a tal punto que no habrá foro profesional donde no se realicen preguntas sobre cómo nos ven y cómo nos gustaría ser reconocidas las enfermeras por parte de la ciudadanía. 2 Paradójicamente, la Enfermería es una de las profesiones más altamente socializadas, pues se da en todas las sociedades y territorios. ¿Nos hemos parado a pensar que habrá muy pocas personas en el mundo que no identifiquen la figura de la enfermera? Aunque esto tiene un precio: asumir irremediablemente la diversidad de estereotipos que la sociedad es capaz de construir en torno a lo que considera importante. Lo que significa que todo lo que sea pensable en una enfermera, va a ser reproducido de una manera u otra y con independencia de que se corresponda con la realidad observable (enfermeras consagradas, enfermeras conflictivas, enfermeras superdotadas, enfermeras despiadadas, enfermeras pornográficas, etc.).A tenor de las evidencias que aparecen en los medios de comunicación, 3 parece cierto que los ciudadanos no se aclaran con las funciones que desempeñan las enfermeras. Pero lo dramático es que tampoco nos aclaramos las enfermeras, que no somos capaces de concretar nuestra oferta de servicio a la ciudadanía, o al menos no sabemos comunicarla de una manera efectiva. La gente tiene dificultad para verbalizar los beneficios que recibe de la atención enfermera, posiblemente porque, como afirma Waldow, el cuidado es mostrado generalmente a través de gestos, posturas, miradas y contacto. 4 Pero a la vez, la gente sabe reconocer cuando los profesionales son atentos, afectivos, sensibles e interesados, y lo muestran desarrollando sentimientos de confianza, confort, seguridad, motivación para la recuperación y relajación. 4 Esto explica que aún sin tener muy claro qué es lo que hacen, sean las enfermeras los profesionales sanitarios que mayores cotas de satisfacción generan en los ciudadanos. 5 ¿Es posible establecer alianzas con un sector invisible? Es bien conocido que existe una disonancia entre teoría y práctica de los cuidados. Los modos de pensamiento enfermeros y sus bagajes metodológicos apenas dejan rastro en la práctica profesional. Se ha acuñado el término "cuidado invisible" para designar el cuidado que prestan las enfermeras. 6,7 Los cuidados "humanizados" son los más valorados por los pacientes, pero raramente aparecen en los registros de enfermería. Los escritos enfermeros están dominados por expresiones que remiten al cuerpo, más que a la persona. Aparece el tratamiento médico y las técnicas coadyuvantes pero, como afirman Germán Bes y cols., r...