“…Esta metodología coloca a los estudiantes en el centro del proceso y los hace responsables de su propio aprendizaje, orientando la falta de conocimiento inicial hacia la exploración continua en busca de una mayor comprensión conceptual y de más información sobre la materia en cuestión (favorece que el alumno aprenda a aprender), promoviendo además competencias tales como el pensamiento crítico, la capacidad de resolver problemas, de trabajar en grupo de forma colaborativa o de comunicarse adecuadamente (Bridges & Hallinger, 1996;Morales-Bueno & Landa-Fitzgerald, 2004;Egido Gálvez et al, 2007;Solaz-Portolés et al, 2011;Méndez O., 2015). Una vez planteado el problema que ha de resolverse, los estudiantes deben explorarlo y analizar la información de que disponen, localizar fuentes de información nuevas, identificar qué necesitan aprender para enfrentarse al problema, plantear hipótesis y soluciones al mismo, a través del pensamiento crítico y creativo, y comunicar al final las conclusiones alcanzadas (Peterson, 2004;Morales-Bueno & Landa-Fitzgerald, 2004;Llorens-Molina, 2010;Solaz-Portolés et al, 2011;Méndez O., 2015). De esta forma, en el ABP, el aprendizaje se organiza desde el principio en torno a los problemas planteados, en lugar de organizarse en torno a conceptos, principios y teorías explicadas previamente a la resolución de problemas en el aula.…”