En Argentina el confinamiento por la pandemia ocasionada por COVID-19 produjo muchos cambios. Objetivo: evaluar calidad de sueño, trastornos de ansiedad, y depresión en personas adultas. Sujetos y métodos: mediante una encuesta anónima distribuida en el país a través de la web que fue completada por 2594 personas (69% mujeres, 32% hombres). El 30% refirió trabajar en el ámbito de la salud. Se analizó información demográfica, calidad y otras variables de sueño, síntomas depresivos y ansiedad. Resultados: la prevalencia de malos dormidores, síntomas depresivos y ansiedad fueron de 53%, 21,1% y 43,8% respectivamente. Los mayores de 65 años. mostraron una predilección mayor en acostarse antes y menor latencia de inicio de sueño. La regresión logística multivariada mostró que la edad <55 años y ser mujer se asoció a ansiedad y ser mal dormidor. Dormir más de 10 horas, acostarse más tarde, ser mal dormidor y ansiedad, se asoció con síntomas depresivos. Ser trabajador sanitario se asoció con tener mayor ansiedad. Conclusiones: identificamos prevalencia en mala calidad de sueño, ansiedad y depresión durante la pandemia. Más de la mitad de la población evaluada resultaron ser malos dormidores y presentaron puntajes elevados de síntomas relacionados con ansiedad y depresión. Adicionalmente los trabajadores sanitarios presentaron mayor ansiedad que el resto.
Introducción:
Los trastornos respiratorios durante el sueño (TRDS), sobre todo el síndrome de apneas hipopneas obstructivas (SAHOS) en pacientes con accidente cerebrovascular o ACV, son frecuentes y pueden complicar su evolución. El objetivo fue analizar diversos TRDS en pacientes con ACV.
Métodos:
Estudio descriptivo, de corte transversal y retrospectivo de 19 meses, en pacientes con ACV, mediante polisomnografía nocturna con oximetría (PSG).
Resultados:
Se incluyó a 53 pacientes, con edad media de 67 ± 12 años, y 62% pertenecían al sexo masculino. Se evaluó los TRDS mediante polisomnografía nocturna con oximetría dentro de los 10 días de instalado el ACV. Se detectó un índice de apneas hipopneas durante el sueño (IAH) de grado leve en 21%, grado moderado en 31% y severo en 34%. La media de tiempo de saturación de oxígeno < a 90% fue de 38 ±51 minutos. La saturación mínima de oxígeno fue marcada en lesiones infratentoriales.
Conclusión:
Nosotros hemos encontrado en nuestro estudio, un alto porcentaje de SAHOS, que se asoció a pacientes de mayor edad y mayor índice de masa corporal. Se constató descenso marcado de la saturación mínima y mayor tendencia a presentar apneas centrales en lesiones infratentoriales. El diagnóstico y tratamiento precoz podría minimizar el daño neuronal y mejorar el pronóstico.
Introduction:The mandatory social isolation (MSI) due to the pandemic caused by COVID-19 in the world produced many changes in sleep and different areas of mental health. Objectives: To evaluate the early effects of MSI on sleep, anxiety, and depression in Argentina. Material and Methods: An anonymous observational cross-sectional web-based study was distributed throughout the country and was completed by 2,594 respondents to analyze demographic information, quality of sleep, REM sleep-related events, depressive, and anxiety symptoms. Results: The study revealed that 53, 21, 22, 23, and 16% of people surveyed were poor sleepers, had dream-related behaviors, nightmares, depression, and anxiety symptoms, respectively. Multivariate logistic regression showed a positive correlation between anxiety, being a poor sleeper, and having nightmares.
Conclusion:We identified the early effects of MSI on sleep quality, dreaming activity, anxiety, and depression in Argentina during the COVID-19 outbreak. Our findings can be used to formulate sleep and psychological interventions to improve mental health during the pandemic and post-pandemic times.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.