A mi esposa Viviana, quien a lo largo de estos años ha sido mi complemento ideal, compañera y amiga incondicional. Sin contar, todo lo que nos queda por vivir y compartir. A mis padres, Edgar y Sandra, quienes siempre me han deseado lo mejor y han apoyado siempre. Pero sobre todo gracias por su amor y tiempo, lo más valioso para mí. De manera especial, a mi madre Sandra, quien nunca se rinde, quien me ha enseñado que en la vida nunca se pierde una batalla hasta cuando se da el último aliento, el último respiro. Quien sembró en mi la idea de ser siempre mejor, a quien admiro y a quien eché mucho de menos cuando más me necesitó. No estuve físicamente, pero mi mente y mi corazón, siempre estuvieron. A mis hermanos, Jessy, Santiago, Juan y Gabriel, por ser mi apoyo, por cuidar de mi madre y por estos últimos años, hacer mi trabajo y cumplir con mi deber. Con mucho cariño a mis queridos sobrinos. A mis tíos, Nelson y Aldenizia, a mis primos, Leonardo y André, quienes han estado para apoyarme siempre y demostrarme su cariño incondicional, sentimiento mutuo. Y a mi abuela Esthela, por haber estado siempre cerca. A mis cuñados, por todo el apoyo, amor y cariño hacia los míos.