Las diferentes geoformas de la zona costera son consecuencia de cambios del marco ambiental (hidrología, clima, hidrodinámica marina e incluso del crecimiento orgánico como el de la vegetación de manglar). La planicie costera de Nayarit es un ejemplo típico de la confluencia de estos factores que han dado como resultado una compleja red de marismas, deltas, meandros, canales, lagunas, esteros, estuarios, entre otras formas, bordeados por un denso manglar, que por sus características físicas han sido aprovechadas para diversas actividades humanas. Este trabajo analiza dicha evolución geológica, hidrológica y de la vegetación halófita con la evaluación del manglar, a través de una imagen de satélite LANDSAT, cuya cobertura alcanzó un área de 108 113 ha, de una distribución heterogénea de sus cuatro especies y un predominio de Laguncularia racemosa, seguida de Rhizophora mangle.
Se evaluó la intensidad y frecuencia de la canícula en la Reserva de la Biosfera El Cielo y se comparó su variabilidad interanual, usando registros pluviométricos mensuales entre 1922 y 2012. La canícula se cuantificó como la disminución relativa del polígono mensual de precipitación durante la temporada de lluvias. El 86% de los veranos analizados en las once estaciones estudiadas presentó canícula. De ellos, en el 55,6% la canícula fue de intensidad débil, en el 23,1%, media, y en el 5,7%, severa. La canícula tiene un comportamiento cíclico, con periodo de nueve años: comienza con intensidad débil, aumenta a media o severa y disminuye a débil. El análisis de tendencia no muestra un incremento del fenómeno.
Por medio de técnicas estadísticas multivariadas se hace un análisis exploratorio de temperatura, precipitación y evaporación, registradas en cinco localidades del estado de Tamaulipas (en el NE de México), abarcando desde alrededor de la década de los treinta del siglo XX hasta los primeros años del XXI. Se detecta un punto de cambio en 1964. Al comparar el periodo anterior a ese año con el periodo 1964-2002, se observa una disminución significativa de temperatura en cuatro de las cinco localidades, en tres hay un ligero aumento de precipitación y en las otras dos éste es mayor; finalmente, cuatro de ellas tienen un decrement importante de evaporación. De acuerdo con el sistema declasificación climática de Köppen, adaptado a la República Mexicana, el tipo climático cambió en tres de las localidades estudiadas, pasando de seco a cálido sub-húmedo. Se analiza la Oscilación del Atlántico Norte (NOA, por sus siglas en inglés) como posible causa de este comportamiento. Los resultados sugieren que la metodología estadística usada es adecuada para estudios climáticos de largo plazo.
Naturalmente, la atmósfera y, por tanto, el clima evolucionaron junto con el continente, el océano, el interior de la Tierra y todos los demás componentes planetarios. Esta co-evolución frecuentemente fue a través de catástrofes, por cierto fructíferas, especialmente para la evolución y diversificación biológicas. En varias etapas, el vulcanismo aportó ingredientes a la atmósfera, otro tanto llegó con los cometas y meteoritos; el océano contribuyó con vapor de agua con sus sucesivos cambios de estado; y la deriva de los continentes aumentó la maritimidad y disminuyó la continentalidad de los climas. El océano también dio inercia térmica y, por lo tanto, estabilidad al clima. La aparición del oxígeno favoreció la vida, su disociación fotoquímica y sus recombinaciones consecuentes dieron lugar a la capa estratosférica de ozono. Los incendios espontáneos pusieron límite superior a la concentración de oxígeno en la atmósfera, generado por la vegetación, lo cual conformó la atmósfera actual.
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