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El presente artículo plantea la necesidad de identificar el actual papel de la Cooperación Sur-Sur en América Latina, así como sus limitaciones y potencialidades. Esto debido a que los últimos años este tipo de cooperación se ha visto caracterizada por un creciente isomorfismo conceptual que ha difuminado el espíritu solidario que marcó su auge en los primeros años de este milenio, convirtiéndole en un instrumento de posicionamiento de nuevos protagonismos y/o reposicionamiento de donantes tradicionales, llevándole a reproducir dinámicas del paradigma de la cooperación tradicional y minimizando su capacidad de construir las condiciones para un desarrollo alternativo. Circunstancias que llevan a la necesidad imperante de replantear el rol de esta forma de cooperación a nivel regional en un contexto de reconfiguración hegemónica regional y mundial.
<span>Este artículo presenta un análisis de la relación entre los movimien-tos sociales y los partidos políticos en Bolivia, Ecuador y Venezuela. El análisis se centra en las políticas sociales ejecutadas por los gobiernos y los desencuentros en la relación gobierno-movimientos sociales. Se concluye mostrando la importancia de reconstruir esta alianza bajo otras directrices que eviten el retorno y la profundización de la política neolibe-rales en el continente.</span>
Durante la primera década del siglo XXI, América Latina fortaleció sus relaciones con China, hasta convertirse en un socio estratégico para el comercio, la inversión y la cooperación de este país asiático. Se trata de una asociación estratégica que, comprendida bajo la teoría de la Nueva Economía Estructural, se aleja de los esquemas tradicionales de ayuda para revestir a la cooperación al desarrollo de dialogo político, acuerdos comerciales, inversiones y préstamos no-concesionados en infraestructura, buscando reequilibrar las relaciones económicas internacionales. Por tal motivo, el objetivo de este trabajo es dar cuenta de la cooperación al desarrollo que China realiza en los marcos de una posible transformación estructural en la región latinoamericana.
El presente artículo abordará el concepto de desarrollo como mecanismo de poder, que ha conducido a una crisis multidimensional y a la devastación de la naturaleza. El marco teórico general de análisis será la perspectiva del sistema capitalista. El artículo hace un recorrido histórico en torno a la idea del desarrollo, destacando su carácter de mito; se destaca el saqueo de sus recursos naturales a lo largo de más de cinco siglos; y se aborda el arribo de gobiernos con una orientación nacional-popular a los países andinos, resaltando el avance que ha representado el reconocimiento del Sumak Kawsay o buen vivir, las limitaciones e inconsistencias de dichos gobiernos al centrar su estrategia en la extracción intensiva de recursos naturales y en su ubicación en los marcos del concepto hegemónico de desarrollo.
This study seeks to contribute to the thesis that China is directing its efforts toward the construction of a set of institutions that are presented as an alternative interstate subsystem to the one that emerged in the second postwar period. In this research, we made progress in locating the main elements from which we prefigure one of the features of that project. This is the strategy that, based on the cooperation scheme implemented by China through the Belt and Road Initiative (BRI), the Global Development Initiative (GDI)1 and the Global Security Initiative (GSI),2 manifests itself in a kind of “early emulation” of the North American hegemonic strategy of the second postwar period. “Emulation” of the United States (US) is synthesized in a double process: first, in the way in which China is currently articulating an institutional framework under the intensification of the present systemic chaos, that is, in a previous or “early” moment with respect to that in which we could consider the clear rise of a new hegemonic power. This framework operates under the logic of a political dialog that allows trade agreements and promotes a development strategy based on structural change. Second, in a similar way to the multilateral consensus that underpinned the US project based on the promotion of “development” from the north to the south and with a fundamental role for cooperation and aid, China today deploys a similar argument promoting the scope of “a community of shared future”3 with its strategic partners and to which more and more states look to join, where the GDI and the GSI are fundamental axes.
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