La pandemia de SARS-CoV-2 se ha convertido en un problema global de salud provocando infecciones respiratorias severas en humanos. Los países han tenido que establecer estrategias para evitar el colapso de los sistemas sanitarios. Se ha descrito una transmisión de persona a persona facilitada por propagación de gotitas, manos o superficies contaminadas. El distanciamiento físico, los elementos de protección personal, el lavado de manos frecuente y la desinfección de superficies cumplen un rol fundamental en el control de la enfermedad. Algunos procedimientos y situaciones aerosolizan el SARS-CoV-2 por lo que se deben extremar las medidas de protección. Se trabaja arduamente para lograr una vacuna que otorgue inmunidad a la población, pero su desarrollo va a tomar algún tiempo. Las medidas preventivas deben incorporar una buena vigilancia epidemiológica que garantice el control adecuado de los casos y contactos, con el objeto de aislarlos del resto de la población, ya sea hospitalizados o en sus domicilios.
La pandemia del SARS-CoV-2 se ha diseminado rápidamente por el mundo. Sus principales mecanismos de transmisión son a través de gotitas y por contacto con superficies contaminadas. A nivel intrahospitalario, cobra importancia la formación de bioaerosoles al realizar procedimientos terapéuticos y de diagnóstico facilitando la transmisión aérea. Esta condición podría estar asociada al importante número de funcionarios de la salud fallecidos. El distanciamiento físico, el lavado frecuente de manos y el uso permanente de mascarilla son útiles herramientas para controlar la enfermedad. Dentro de los procedimientos generadores de aerosoles (PGAs) están la intubación endotraqueal, broncoscopía, aspiración abierta de secreciones, nebulizaciones, ventilación manual, posicionamiento en prono, desconección del ventilador mecánico, ventilación no invasiva a presión positiva, traqueostomía y reanimación cardiopulmonar. El uso correcto de los elementos de protección personal (EPP) y la realización de éstos en salas con presión negativa o con recambios frecuentes del aire disminuyen considerablemente el riesgo de enfermar.
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