En el contexto de la formalización de la minería en Colombia, mineros artesanales, comerciantes y talladores de esmeraldas suelen enfatizar la indeterminación en sus encuentros con ellas y con sus cualidades. En lugar de acechar para extraer, de planear para tallar o de estandarizar para vender, en general privilegian la impredecibilidad de los encuentros y la espectralidad de las piedras. Por ello, lo que hacen es diseñar insinuaciones específicas de las cuales los encuentros interruptivos pueden surgir de manera indeterminada. En sus palabras, hay que buscar, tallar y vender esmeraldas “como sin querer la cosa”. En este artículo propongo entender estas insinuaciones como prácticas lingüísticas y no lingüísticas que los esmeralderos usan para encontrarse con las esmeraldas y para crear la indeterminación como una teoría de su mundo que interrumpe el pensamiento económicopolítico de la formalización. Propondré que “como sin querer la cosa” nos da, como lo hace una guaca, la posibilidad de un pensamiento indeterminado erigido desde interrupciones y sorpresas. A este pensamiento, cuya naturaleza intento emular en la estructura misma del artículo, lo llamaré pensamiento esmeralda.