“…También, a este lado del Atlántico, el acontecimiento conocido como #NiUnaMenos que irrumpe públicamente, convocando a la movilización del 3 de junio de 2015 con la consigna #BastaDeFemicidios, es promovido por periodistas y comunicadoras que, junto con organizaciones feministas, logran instalar estas problemáticas en la agenda pública como nunca antes. Si bien volveremos sobre este acontecimiento en el siguiente apartado, la potencia del grito de #NiU-naMenos, que rápidamente se hace global (de Titto, 2018), radicó en las estrategias de visibilización cada vez más creativas y certeras dirigidas a disputar sentidos sobre la complejidad de las violencias sexistas, interpelando todas las instituciones políticas y sociales, los ámbitos de trabajo y reproducción de la vida, así como los modos hegemónicos de representación mediática de las violencias sexistas, ancladas en la "espectacularización" y la repetición de imaginarios victimizantes (Rovetto, 2015). Ciertamente, después de cuatro convocatorias de #NiUnaMenos (3 de junio de 2015, 2016, 2017 y 2018), una jornada de huelga de Mujeres (realizada el 19 de octubre de 2016 tras el cruel asesinato de la joven Lucía Pérez) y las dos Huelgas Internacionales (#8M) llevadas adelante hasta ahora, la emergencia pública y masiva de la discursividad feminista ha ensanchado sus horizontes políticos, permitiendo desvelar la crisis global del capitalismo heteropatriarcal en su versión neoliberal, así como su impacto en la vida de las mujeres y otro sectores subalternos [6].…”