“…En conclusión, comunicar la verdad al paciente es un asunto con implicaciones legales, por la autonomía del paciente, y morales, en tanto está en juego la confianza, la fidelidad y la honestidad; así mismo, incluye términos bioéticos de beneficencia, junto con el de no-maleficencia, una problemática que no puede pasarse por alto, pues es un derecho del paciente y un deber del médico comunicar gradualmente el diagnóstico y pronóstico, ofreciendo atención, confianza y cuidado, hasta el final (Soto y Sánchez Fernández, 2013). DOI: https://doi.org/10.21501/16920945.3194 Además, Astudillo y Mendinueta (2005) expresan que "una buena comunicación con la familia reduce los sentimientos de aislamiento del enfermo y favorece una dinámica familiar más adaptativa" (p. 80), lo que puede llevar a que las dinámicas familiares se afecten, conllevando a un desequilibrio emocional, psicológico y social en los familiares y el paciente; por ende, es necesario realizar una intervención psicológica y ofrecer un espacio de escucha que permita dialogar sobre ello.…”