“…En cuanto a la ejecución, por ejemplo, en la revisión realizada por Velten (2017), se sugiere que la propensión alta en IS y moderada o baja en ES podría facilitar algún tipo de disfuncionamiento sexual y, por tanto, afectar otras respuestas implicadas en el comportamiento sexual (e. g., deseo, funcionamiento eréctil o resolución-eyaculación; Levin, 2017) tanto en mujeres (e. g., Sanders et al, 2008;Sarin et al, 2015;Tavares et al, 2018) como en hombres (e. g., Nolet et al, 2017) en muestras clínicas y no clínicas -considerando particularidades relacionadas con la orientación sexual o el grupo etario-. Por su parte, la evidencia ha mostrado que una alta propensión al ES y baja al IS podría incrementar la probabilidad de involucramiento en comportamientos sexuales de riesgo que, como resultado, pueden facilitar la adquisición de Infecciones de Transmisión Sexual o embarazos a temprana edad (Rettenberger et al, 2015;van Lankveld et al, 2014).…”