“…Una barrera particular de estos datos es su reducida cobertura espacial, ya que la geolocalización de los individuos solo es posible dentro del alcance de la señal de los dispositivos (Kontokosta & Johnson, 2017). A esto, hay que añadir la dificultad de acceder a los datos, la ausencia de información del portador del dispositivo (lo que complica conocer la representatividad de la muestra), y la privacidad y confidencialidad (Kontokosta & Johnson, 2017). En el lado positivo de la balanza, a la capacidad de posicionamiento en tiempo real se une la capacidad de localizar dispositivos (y por tanto individuos) en entornos cerrados, lo que hace que esta tecnología tenga aplicaciones muy interesantes en la búsqueda de cuerpos enterrados en colapsos de edificios después de terremotos o avalanchas o para conocer el comportamiento espacial en ataques terroristas (Cooper et al, 2016;Moon et al, 2016).…”