“…El interrogante ¿pasan demasiado tiempo los estudiantes universitarios navegando en las redes?, confirma que estos consideran no pasar excesivo tiempo y que este no resta tiempo a sus estudios o vida académica tal y como se recoge en el estudio de Eyyam, Menevis y Doçiuer (2010), Tuñez y Sixto (2012) y Caldevilla (2010), ni a su vida personal o social fuera de Internet, de acuerdo con la idea de Muñoz (2010) de que las redes sociales están inmersas de tal modo en nuestras culturas que provocan una inteligencia colectiva, en tanto que podremos afirmar que proveen de oportunidades para el aprendizaje colaborativo y la construcción colectiva del conocimiento (Cress y Kinnenrle, 2008;Laru, Naykki y Jäivelä, 2012) Tampoco encontramos argumentos para señalar que estos estudiantes pueden ser considerados adictos a las redes, dado que no presentan los rasgos adictivos que señalan Durán y Guerra (2015) sentimiento de culpa, perder el controlenfadarse por ser interrumpido durante el tiempo que se encuentran conectados, tener trastornos de sueño, presentar un bajo rendimiento en sus estudios o desinterés por sus relaciones sociales fuera de la red y si para afirmar que fomenta la creación de una red de aprendizaje que proporcione autonomía a los miembros (Aguado, 2012). En conclusión, podríamos aventurarnos Por último, en lo que se refiere a la hipótesis referida a la existencia de diferencias entre hombres y mujeres, en el consumo de Internet y de las redes a favor de las mujeres frente a los hombres al contrario de los resultados alcanzados por Tsai, Liang, Hou y Tsai (2012), en el que reflejaban que los hombres tenían una mejor actitud y presencia ante y en Internet. Los estudios (Booth, Goodman y Kirkup, 2010;Jiménez-Albiar, Piqueras, et al, 2012) señalan como las mujeres pasan más tiempo conectadas a las redes, indicando que este lo emplean en establecer relaciones personales, mientras que los hombres prefieren o bien emplear el móvil o bien jugar a videojuegos.…”