“…Los diagnósticos finales con etiología clara de enfermedades genéticas del esqueleto correspondieron a 37,1 % (164 pacientes), distribuidos en 22 de los 40 grupos de la nosología y la clasificación, siendo el más frecuente el 29 (46 pacientes con enfermedades del grupo de componentes esqueléticos con desarrollo desorganizado), seguido por el 30 (36 pacientes con síndromes de crecimiento excesivo y compromiso esquelético), el 27 (17 pacientes con enfermedades de depósito lisosómico y compromiso esquelético), el 25 (11 pacientes con osteogénesis imperfecta u otras enfermedades con disminución de la densidad ósea), y el 4 (10 pacientes con alteraciones de la sulfatación), entre otros, lo cual contrasta ampliamente con el estudio de Flechtner, et al, en el cual se evaluaron pacientes con talla baja idiopática y pequeños para la edad de gestación, entre quienes los grupos preponderantes fueron el 1 (condrodisplasia, FGFR3) y el 17 (displasia mesomélica y rizomesomélica) (19). Es probable que estas diferencias se deban a que, en este estudio, el rango de edad de los pacientes era mayor (0 a 21 años; media de edad: 9,5 años) y las posibilidades de acceso al diagnóstico confirmatorio mediante métodos moleculares también lo eran.…”