“…Las redes tienen la capacidad de gestionar, en cierto modo, los ciclos migratorios, pero también dan cohesión grupal, es decir, que posibilitan la reedición de las costumbres y de aquellos elementos que configuran la identidad colectiva en un plano multidimensional. No solo son importantes para las cuestiones administrativas y relacionadas con la integración en la nueva sociedad (entendida en el sentido legal), sino que son lugares de reproducción y de producción de la identidad colectiva, en los que se habla de lo común, no solo de las dificultades, sino también de aspectos culturales, lúdicos, del día a día (García, Ramírez y Jariego, 2001). Los momentos de ocio, en los que se está con los amigos, con los familiares, pueden servir como válvula de escape para sentirse cómodo, entre pares, y en un contexto en que no entra en juego la dialéctica de la alteridad, muy especialmente en los primeros Estudios de la Paz y el Conflicto, Revista Latinoamericana, IUDPAS-UNAH, Volumen 1, Número 1, enero-junio 2020, pp.…”