José Velázquez de Medrano constituye uno de los mejores exponentes de la platería hispana de finales del siglo XVI y comienzos del XVII. A su elevado nivel técnico suma una perfecta preparación teórica que tiene su referente principal en el tratado de Juan de Arfe y Villafañe (Sevilla, 1587), fuente de inspiración de la notable serie de custodias de asiento y andas procesionales que realizó en su taller de Pamplona por encargo en muchos casos de clientes aragoneses. Estas piezas de gran formato testimonian, además, la importancia que el culto a la Sagrada Forma de la Eucaristía había alcanzado en el seno de la Iglesia española tras el Concilio de Trento.