“…Por otro lado, en la construcción del concepto y la reconstrucción práctica de la mediación intercultural en la escuela, resulta imprescindible reflexionar sobre el uso generalizado entre los profesionales de los centros, incluido el mediador, del concepto hegemónico de educación y de educación intercultural, que como recogen otras investigaciones (García-Cano, Márquez y Antolínez, 2016;Fernández-Larragueta, Fernánez-Sierra y Rodorigo, 2017;Lleiva, 2017;García y Arroyo, 2017), se caracteriza por ser algo circunstancial que hay que atender, resolviéndose con la organización de jornadas interculturales y meriendas del mundo, convirtiendo lo que debería de ser un eje transversal de un currículum integrado, en un currículo de turista (Torres-Santomé, 2008) con actividades puntuales, lúdicas y folclóricas. Así, los claustros siguen actuando ante el alumnado inmigrante como un problema instructivo que entorpece su cometido, por cuánto no dominan el lenguaje vehicular, así se generalizan demandas y actuaciones excluyentes, en las que dichos estudiantes han de seguir un currículum paralelo y ser atendidos por especialistas externos, entre los que se encuentran el mediador intercultural.…”