Un humour de gauche. La mélancolie matérialiste de César Aira

Abstract

ya no estaba jugando con fuego sino con átomos (Aira 2017b) Un gallo que sabeUn hombre romano sueña que es rico, pero es interrumpido por el canto de su gallo. El enojo del humano se transforma en asombro cuando nota que ese gallo habla, porque también fue humano y posee el alma de Pitágoras. La extrañeza crece cuando el hombre se entera de que el gallo ha transmigrado también hacia otros cuerpos, de hombres y de mujeres, de ricos y de pobres. El infinito desplazamiento de las almas le permite al gallo desmentir lo que otras almas siguen contando como si fuera cierto. Así, desmiente la versión de la guerra firmada por Homero, cuya alma durante la guerra habría estado en el cuerpo de un camello, en Afganistán, muy lejos de los acontecimientos que narra. Después de reír de la épica, ríe de la filosofía: Pitágoras confiesa que solo ha insistido en no comer habas para llamar la atención del público.En este curioso relato, la circulación del alma de Pitágoras por múltiples formas de la materia permite al pensador desconfiar de las distintas formas de gloria. A la ridiculización de poetas y filósofos se suma la de la vida de los ricos con la que sueña el dueño del gallo. Obsesionados por su riqueza, temerosos del pueblo y de la guerra, asediados por el poder, los ricos están lejos de una buena vida, asegura el gallo.Para que su amo pueda corroborar la crítica pitagórica, el gallo lo interna en la casa de un rico gracias a su poder de hacer invisible a quien tome una de sus plumas. El desengañado hombre termina entonces confirmando la risa del animal ante la triste celebración de la riqueza humana, tras lo cual el gallo puede explicar, con su alegría, la