Toward the Identification of Coyote Scatological Faunal Accumulations in Archaeological Contexts

National Register Testing of 19 Prehistoric Archeological Sites on Fort Hood, Texas: The 1995 Season

“…Sanchez (1993) also noted extensive pitting of bone recovered from Fort Hood and attributed it to postdepositional processes associated with the limestone substrate and leaching. Only a few examples of staining were noted (see Table 108), which can be attributed to predator digestion (Schmitt and Juell 1994) or postdepositional matrix staining. Several specimens also showed calcium carbonate encrustations (see Table 108), which also were noted on Fort Hood faunal remains previously described by Baker (1999).…”

Cave bears and paleolithic artifacts in Yarimburgaz Cave, Turkey: Dissecting a palimpsest

“…The bones could not have been passed by cats or hyenas, as the degree of etching by gut acids is too subtle. The general pattern of breakage, the average fragment size (mode = 1.4 cm, range = 0.6-5.2 cm, NISP sampled = 173), and the quality of etching damage in the fecal bone samples are most typical of large canids (Schmitt and Juell, 1994;Stiner, 1994Stiner, :168-1711, although our interpretation suffers from the lack of comparative data on modern bear scats. Perhaps also significant is the fact that etched bones (Figure 8[c]), rounded bone tablets ( Figure 5[bl), and gnawed antlers and horns (as in Figure 9[aN tend to cluster in the units named above.…”

Los Conjuntos Faunísticos Pleistocénicos De Cueva Las Guanacas (Región De Aisen, Patagonia Chilena): Alcances Taxonómicos Y Tafonómicos

“…Como último elemento para la discusión, nos detendremos en los especimenes que presentan huellas de ácidos digestivos. Hasta la fecha, la totalidad de los trabajos tafonómicos realizados con fecas de carnívoros han intentado caracterizar sus conjuntos escatológicos utilizando la frecuencia de partes esqueletarias, la fragmentación y/o la incidencia de ácidos digestivos (Andrews 1990;Montalvo et al 2007;Schmitt y Juell 1994). Éste último atributo solamente ha sido cuantifi cado en términos de su representación en relación al total de unidades y su intensidad.…”

“…A juzgar por las piezas con marcas, la ubicación de éstas y la intensidad del consumo, es posible postular como agente responsable a un carnívoro de pequeño tamaño, posiblemente un cánido. Comparativamente, las huellas de corrosión digestiva son más abundantes (50,78% del total de las modifi caciones, Tabla 3), registrándose fundamentalmente la categoría leve (56,9%) (Schmitt y Juell 1994, Andrews 1990). Aunque en menor proporción (9,23%), se destaca la presencia de unidades óseas con una intensa acción de ácidos gástricos, las que incluso implican la disolución de una porción signifi cativa del tejido esponjoso ( Estas últimas permitirían plantear la existencia de un segundo carnívoro, de talla mediana o grande, a juzgar por la intensidad de la acción de los agentes digestivos y las dimensiones de algunos especimenes con este tipo de marcas.…”