“…De acuerdo con la autora, este complejo ritual justifica la depredación implícita en la cacería, legitimándola por medio de la alianza que se establece entre el cazador y la presa. Los estudios recientes sobre algunos pueblos cazadores mayas confirman lo anterior, y dan cuenta de las fases que organizan el ciclo ritual cinegético (Braakhuis, 2001;Anderson y Medina, 2005;Anderson, 2009;Tuz, 2009;Gabriel, 2010). Asimismo, algunos ensayos publicados en revistas de etnobiología describen los ritos que anteceden y suceden a la caza: la petición a los dueños, las ofrendas rituales y la bendición de las armas, y muestran las relaciones establecidas entre los cazadores y las entidades no-humanas que protegen la fauna (Ramírez y Naranjo, 2007;Santos-Fita, et al, 2015;Herrera-Flores, et al, 2018;Olivier, Chávez y Santos-Fita, 2019).…”