Entender la dinámica de la ciudad a través del comportamiento de las formas de apropiación del suelo muestra una directriz relevante en las tendencias de expansión y consolidación que manifiesta la ciudad. Es en este escenario que el ejido mexicano, se inserta protagónicamente en la geografía de la ciudad, ahora conduciendo crecimientos, y hasta nuevas formas urbanas. La ciudad cambia de ser una entidad difusa, plana y extendida a otra geografía. con nuevas formas, como islas urbanas, células en un mar de espacios intersticiales, archipiélagos, y otras semejanzas de espacios desvinculados que muestran otra condición morfológica. El estudio que se presenta tomando referentes en las zonas metropolitanas en Veracruz y Jalisco, evidencia dos etapas: la coexistencia de la ciudad con este entorno que favoreció la venta y reventa bajo esquemas ilegales, en espera de la regularización; y posteriormente, en un cambio estructural dictaminado en las leyes agrarias, el efecto trasciende a la ciudad, al gozarse de una gran oferta de suelo para la inversión inmobiliaria, haciendo una ciudad de bloques separados entre si conforme al mercado de suelo y la voluntad de la población ejidataria, lo cual dista de un adecuado ordenamiento.