“…Así, advertía que «cuando [Sarmiento] 'pedía libros' [este] agregaba con conciencia: 'pero adecuados, metódicamente distribuidos'» (Velázquez, 1955, p. 119). Claramente, el proyecto inicial de la Comisión era lo suficientemente vago para servir de plataforma a programas de distintos contenidos; por lo tanto, la pregunta que nos debemos hacer es si la biblioteca popular y sobre todo la Comisión fueron usados como agentes de manipulación, propaganda o simplemente difusión de una serie predeterminada de símbolos o mensajes culturales, tal como sucedió, por ejemplo, con el movimiento de bibliotecas públicas en Estados Unidos durante las dos guerras mundiales o, asumiendo caracteres más siniestros, en la Alemania nazi (Stieg, 1992;y Wiegand, 1950). En otras palabras, ¿cómo leer esta importante inversión del peronismo en el área de la lectura popular?…”