“…Una explicación a esta diferencia pueden ser los niveles de peso en la población estudiada ya que se había encontrado que sólo las facetas de "no reactividad" y "observación" se asociaban de modo inverso con el estado del peso, esto es, entre mayores sean los niveles de peso hay menos capacidad para atender las experiencias sin reaccionar de manera automática (Camilleri, Méjean, Bellisle, Hercberg y Péneau, 2015), porque las personas con obesidad mórbida manejan niveles de peso muy elevados; el autojuicio puede no ser tan significativo, siendo "no reactividad" la faceta con mayor deficiencia, y por tanto la que más contribuya a la presencia de distintas patologías emocionales, incluyendo la ansiedad. Varios estudios indican que deficiencia en la faceta de no reactividad suele presentarse a través de trastornos alimenticios que involucran la pérdida de control sobre la alimentación como el comer emocional, comer externo y trastorno de atracón entre otros (Lavender, Gratz y Tull, 2011;Jablonski, 2013;Sala y Levinson, 2017), por lo que dentro de la obesidad las técnicas para fomentar la no reactividad podrían conducir a una autorregulación efectiva a través de la modulación del comportamiento automático, que por lo tanto puede resultar en disminuir las preocupaciones que les pueden estar generando mayor ansiedad.…”