“…Nuestra intención es deconstruir la visión lineal de una Historia del Arte protagonizada por el varón blanco occidental católico heterosexual adulto elitista sin diversidad funcional y construir las Historias del Arte que ahondan en la otredad, en ese ser-para-los-otros (Beauvoir, 1949) un destino para las mujeres. Mujeres que, como en otras disciplinas, estuvieron en segundo plano o ausentes en la Historia del Arte como creadoras (Nochlin, 1971;Greer, 1979) y como objetos de representación (Pollock, 1988;De Diego, 1996). Pero esa otredad también hace referencia a quienes, por razón de género, raza, clase social, especie, orientación sexual, edad, religión… sufrieron opresión, siendo extrapolable esta circunstancia a las representaciones artísticas.…”