“…Este sistema se basa en el principio de la libertad de expresión, derecho que poseen los ciudadanos de emitir mensajes no ofensivos ni subversivos a través de los medios de comunicación sin que un tercero pueda restringirlo (O'Toole, 1972;Young, 2003). Para resguardar la ecuanimidad, este modelo impone restricciones limitando el gasto electoral (y por tanto, los espacios mediales), estableciendo que la tarifa debe ser menor a la de la publicidad comercial y, por último, obligando a que, si alguien entrega o dona un espacio a una candidatura, también deba hacerlo con las demás (Kaid & Jones, 2004).…”