“…Dado que el ocio se entiende como una experiencia personal o social caracterizada por la libertad de elección y la experimentación de sentimientos de bienestar, satisfacción, relaciones de amistad y sentido de pertenencia (Hawkins, 1993;Imms et al, 2016), los expertos han asociado la participación en actividades lúdicas a resultados personales en calidad de vida. En esta línea, la investigación ha evidenciado que la asistencia a actividades de ocio favorece el bienestar subjetivo del niño y contribuye a la satisfacción en diferentes áreas de vida, tales como el bienestar físico y emocional (DahanOliel et al, 2012;Schreuer et al, 2014), el desarrollo de competencias personales y sociales (Shikako-Thomas et al, 2012;Wilkes et al, 2011) y, la autodeterminación cuando se dan oportunidades a los menores para la elección y control de las actividades realizadas (Adolfsson et al, 2011;Bult et al, 2014), con independencia de la presencia y tipo de discapacidad (Badia et al, 2013).…”