“…Pero, en este contexto preciso, no es el momento aún de la aparición del término genio atribuido a las lenguas: se emplea para hacer referencia a la idiosincrasia de los pueblos (manifestada en los proverbios) 4 y a la singular capacidad creativa de los escritores 5 . Stankiewicz (1981) proporciona numerosos testimonios de la toma de conciencia en el siglo XVI de la existencia de rasgos peculiares e inherentes, de una particular fisonomía, en las lenguas particulares 6 , idea que los humanistas de la época formulan a través de expresiones como je ne sai quoi 7 , certi propri tesori, fondamento, forza maravigliosa 8 para hacer referencia a las cualidades sutiles e inimitables de cada idioma que se manifiestan no solo en sus capacidades estilísticas sino también en determinadas unidades gramaticales (como los diminutivos, por ejemplo), idiotismos y proverbios, a propósito de las cuales se plantean el problema de las dificultades de su traslación a otras lenguas. En un contexto similar, y en la línea de los autores italianos del cinquecento, nuestros tratadistas emplean términos como fuerza, naturaleza, gracia, gentileza a propósito de los rasgos específicos o singulares de la lengua española, como ilustran las siguientes citas de Juan de Valdés (1969Valdés ( [c. 1535): "la mayor parte de la gracia y gentileza de la lengua castellana consiste en hablar por metáforas" (p. 167); "la gentileza de la lengua castellana, entre las otras cosas, consiste en que los vocablos sean llenos y enteros, y por esto siempre me veréis escrivir los vocablos con las más letras que puedo" (p. 90), de ahí que, a propósito de la inserción de una e-epentética en los cultismos latinos, afirme: "tengo por mejor, para conservar la gentileza de mi lengua, hazer desta manera" (p. 79).…”