“…La diabetes y el estrés oxidativo parecen relacionarse (Sabu y Kuttan, 2002; Ugochukwu y Babady, 2002), existe evidencia que demuestra que los niveles elevados de glucosa en la sangre conducen a la autoxidación de esta misma, también la glicosilación no enzimática de proteínas y el aumento del metabolismo de la glucosa por la ruta del poliol-sorbitol son contribuyentes del proceso; en cualquier caso la producción de EROS se incrementa, y más aún en presencia de metales como el hierro (Failla y Kiser, 1981). Las EROS contribuyen a la resistencia a la insulina debido a que interfieren con las vías de señalización inducida por esta hormona, evitan así la traslocación del transportador de glucosa GLUT 4 a la membrana plasmática, por otra parte una descarga de EROS es liberada por los neutrófilos, exacerbando los procesos inflamatorios y elevando la concentración de las EROS bajo condiciones patológicas persistentes (Miceli et al, 2005;Fernández et al, 2004).Si bien los organismos vivos soportan multitudinarios factores endógenos y exógenos de estrés oxidativo, también poseen numerosos sistemas de defensa antioxidantes regulables, enzimáticos (superóxido dismutasa, la catalasa, la GSH-peroxidasa, las quinonas reductasas y hemoxigenasa) y no enzimáticos (Se, Zn, vitaminas C y E y carotenoides) que conforman la defensa antioxidante frente a las EROS (Kim et al, 2003), pero que no siempre resultan ser una barrera efectiva.Una alternativa válida son los vegetales, quienes contienen amplia variedad de compuestos con capacidad de atrapar EROS: vitaminas, carotenoides, compuestos nitrogenados (alcaloides, aminas, betalaínas) e incluso ciertos terpenoides; quizá los metabolitos más reconocidos por su actividad antioxidante son los de naturaleza fenólica: ácidos fenólicos, flavonoides, quinonas, cumarinas, lignanos, estilbenos y taninos (Bandonien y Murkovicub, 2002;Parejo et al, 2000).Entre los innumerables vegetales de interés medicinal se encuentran las plantas del género Bauhinia, las cuales crecen principalmente en áreas tropicales del planeta (aproximadamente 300 especies), muchas de ellas son utilizadas en la etnofarmacología de Africa, Asia y América Central y del Sur; para el tratamiento de una amplia variedad de enfermedades. Los estudios fitoquímicos han demostrado que glicósidos esteroídicos, triterpenos, lactonas y flavonoides son los principales componentes químicos de las especies de este género (Da Silva y Filho, 2002; Viana et al, 1999).…”