“…3 La categoría de realidadficción, el hincapié en la producción de presente, el auto-cuestionamiento de los textos en cuanto a su naturaleza literaria, su indecibilidad con respecto a los discursos de los medios, su escritura solapada en los medios, son solo algunas de las directrices que Ludmer encuentra en estas literaturas postautónomas y con las que parece necesario trabajar. La propuesta de Ludmer no es la única, y tal vez la siguiente lista, 4 que reúne las diversas proposiciones para nombrar y caracterizar estas escrituras, muestra e incluso exhibe hasta qué punto existe un malestar en la manera de pensar y de nombrar el corpus: metaficción virtual (Carrera, 2001), realismos neoliberales (Noemí, 2008), literaturas ergódicas (Aarseth, 2004), literaturas pangeicas y textovisuales (Mora, 2006(Mora, , 2007, literatura hiperfónica (Chiappe, 2007), tecnoescritura (Brown, 2007), afterpop (Fernández Porta, 2010), realismos del simulacro (Montoya Juárez en Noemí, 2008), barroco frío (Noguerol, 2012), poéticas/políticas tecnológicas (Kozak, 2014), poéticas trans (Chiani, 2014b), escrituras objeto (Vera Barros, 2014) tecnopoéticas (Kozak, 2012(Kozak, , 2015, por solo enumerar a algunos críticos. Todos estos aportes concuerdan en apuntar que la tecnologización de nuestro cotidiano tiene una repercusión clara en la manera de escribir y concebir la literatura.…”