“…Con el fin de pensar esta dificultad, basta primero con hacer hincapié en el hecho que las tres palabras mencionadas (metafísica, ontología y estética) por muy vinculadas que estén, por su etimología, con el mundo griego, no aparecen de manera explícita en el corpus de la filosofía griega sino exclusivamente en cierta herencia externa de ésta, es decir, en el desplazamiento cultural y en la interpretación posterior y secundaria de la cultura griega. Efectivamente, la palabra "metafísica" surgió de la necesidad de clasificar las obras de Aristóteles (Aubenque, 1974) en el siglo primero antes de Cristo y, por lo tanto, mucho después de la redacción de éstas; la palabra "ontología", por su lado, aparece por primera vez bajo la pluma de Clauberg (Marion, 1986) en pleno siglo XVII, y se tendrá que esperar hasta la mitad del siglo XVIII para que la palabra "estética" sea utilizada, en tanto que sustantivo, por Baumgarten (2017). Así, incluso dentro de la tradición occidental de la filosofía, ésta no ha sido sino desplazada, retomada y constantemente reinterpretada, diseminando infatigablemente la centralidad griega dentro de múlti-ples márgenes y cruzando varias fronteras culturales.…”