El presente artículo tiene como objetivo, por un lado, exponer el principal tópico y prejuicio existente en torno a las transducciones cinematográficas, la fidelidad, y esa supuesta superioridad del texto literario frente al texto fílmico para, posteriormente, desmontarlos; y, por otro lado, realizar un breve análisis comparatista, sin caer en jerarquías, entre la novela gráfica Buñuel en el laberinto de las tortugas de Fermín Solís y su transducción homónima a manos de Salvador Simó. Asimismo, se hace un recorrido por la historia real que inspiró la novela gráfica de Solís: el rodaje del documental Las Hurdes, tierra sin pan (1933) de Luis Buñuel.