“…El freatomagmatismo es comúnmente responsable de la formación de estructuras llamadas maares, anillos de tobas y conos de tobas, comprendiendo un fenómeno común en los sistemas volcánicos terrestres (Wood, 1980;White, 1996;White & Ross, 2011;Lorenz & Kurszlaukis, 2007), considerándose el segundo tipo de volcanismo más común tanto en ambientes continentales, como de islas, relacionados al volcanismo monogenético (aunque también a volcanes poligenéticos, que llegan a presentar alguna fase freatomagmática durante alguno de sus lapsos eruptivos). El desarrollo de estructuras freatomagmáticas a través de rocas calcáreas, no es tan común, aunque se ha reportado en México previamente en Joya Honda (Labarthe-Hernández, G., 1978;Aranda-Gómez et al, 2005a, 2005bLópez-Loera et al, 2008;Saucedo-Girón et al, 2017), Joya Prieta (Dávila-Harris et al, 2013;Aranda-Gómez & Dávila-Harris, 2014), el maar Atexcac (Carrasco-Núñez et al 2007;López-Rojas & Carrasco-Núñez, 2015), y en otras partes del mundo, como el maar Lechmine n'Aït el Haj en Marruecos (Mountaj et al 2020), entre otros. Las estructuras tipo maar se caracterizan por tener un cráter dentro del terreno circundante, por lo que parte del basamento preexistente puede estar expuesto en las paredes internas del mismo (Lorenz, 1973), y suelen presentar formas circulares a elípticas, rara vez irregulares (debido al tipo de sustrato en el cual se emplazó).…”