“…El progreso hacia las ideas igualitarias, que posteriormente serían impartidas en la Escuela Moderna, en el caso de Meunié, implicó que cesara su admiración hacia el clero, el hombre y su justicia que realmente está al servicio de los poderosos, hacia el ejército que lo mismo defiende, y hacia todo lo conectado con la autoridad y el gobierno, como afirmó en una carta fechada el 2 de noviembre de 1899 (Archer, 1911), año en que participaría, con anterioridad, en el mes de junio, como representante de la Sociedad Progresiva Femenina, en la Conferencia Feminista Internacional celebrada en Londres (Arkinstall, 2014). Quizás por primera vez, en cualquier tipo de escrito sobre la Escuela Moderna, puede afirmarse, en base a la fuente anterior, que el origen de esta experiencia única, al margen de toda la tradición pedagógica libertaria previa y el contexto de la Barcelona de 1901, fue una feminista.…”