“…En 1996 se comprueba la presencia sérica de anticuerpos antianhidrasa carbónica II en algunos de los pacientes con pancreatitis crónica considerada idiopática hasta ese momento (18). En aquel momento este equipo investigador considera la hipótesis de que estas enfermedades constituyan la manifestación, en diferentes órganos, de una reacción autoinmune frente a un antígeno común expresado en las células de los conductos de los órganos exocrinos y que la anhidrasa carbó-nica II era el candidato a ser este antígeno diana (18). En los siguientes años fueron publicados varios estudios clí-nicos donde se analizaba el valor diagnóstico de la presencia de estos autoanticuerpos, llegándose a la conclusión de su escasa especificidad (15,18,19), habiéndose encontrado en otras afecciones como las pancreatitis alcohólicas, sín-drome de Sjögren primario, lupus eritematoso, endometriosis, artritis reumatoide, hepatitis viral, etc., por otro lado se constató su ausencia en casos con pancreatitis autoinmune comprobada, calculándose que estos anticuerpos están presentes en sólo el 50% de los casos (20,26,41).…”