El cáncer epitelial de ovario (CEO) es causante de una alta tasa de mortalidad a nivel mundial, siendo diagnosticado en un alto porcentaje en estadios avanzados. La cirugía citorreductora continúa siendo el tratamiento estándar donde se incluye la linfadenectomía paraaórtica infrarrenal y pélvica iliaco obturatriz, con el propósito de resecar toda enfermedad macroscópica visible y todo ganglio retroperitoneal con posibilidad de enfermedad metastásica. No obstante, la linfadenectomía acarrea gran morbilidad y alta tasa de complicaciones como: lesión vascular, hemorragia intraoperatoria, lesión de nervios, linfocele, linfedema, mayor tasa de trasfusiones sanguíneas y prolongación del tiempo quirúrgico, resultando en mayor estancia hospitalaria, retraso en el inicio de terapia adyuvante y disminución en la calidad de vida. Hoy en día, se conoce que este procedimiento no se asocia significativamente a mejor pronóstico aun en pacientes con cáncer de ovario en estadio inicial.